TAXI TEHÉRAN

Dirigida por Iraní Jafar Panahi, mezcla la realidad con la ficción, es una ingeniosa crítica social y política.

Es una película que me resulta interesante y un poco rara, ya que prácticamente todo sucede dentro de un taxi donde se escuchan conversaciones de extraños. Parece más un documental. Panahi, el director, va conduciendo este taxi y grabando todo lo que pasa, pero poco a poco te das cuenta de que hay algo más profundo.

Nos muestra una crítica social y política sobre la vida en Irán, tocando temas de censura, libertad de expresión y el control del gobierno, pero de una manera que parece casual. 

Uno de los personajes más destacados es la sobrina de Panahi, una niña que tiene como tarea grabar un video "real", ella solo sigue al pie de la letra lo que su maestra le dice sobre cómo hacer un video "correcto" donde podemos ver una crítica a las reglas estrictas que existen incluso en el cine, donde la realidad debe adaptarse a ciertos estándares impuestos. Aunque parece una crítica social, en ella se siente más inocente, porque simplemente está siguiendo instrucciones sin cuestionarlas. Y también se nota el amor y la dedicación que siente por el cine, algo que parece haber heredado de su tío.

Aparecen unos símbolos que son importantes y nos dan de qué hablar como la rosa roja que recibe Panahi en el taxi, un gesto simple pero representar algo frágil y bonito en medio  de la dureza de la vida en Teherán. Lo mismo ocurre con los peces dorados, que aparecen en una escena y parecen representar la vida, atrapada en su propio pequeño mundo, pero siempre buscando moverse y sobrevivir.

El final de la película es impactante cuando le roban la cámara a Panahi. Esto demuestra que, aunque intentaba capturar la realidad, siempre hay algo fuera de su control, y en cualquier momento, la verdad puede ser arrebatada.

No es solo una película sobre la vida diaria en Irán, sino también una crítica sutil a las restricciones que la gente enfrenta.